02/12/2016
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Falleció Jorge Canavesi, técnico campeón de la Copa del Mundo de baloncesto 1950 y miembro Salón de la Fama FIBA

BUENOS AIRES - El básquetbol argentino perdió a uno de sus próceres, con la muerte, a los 96 años, del entrenador Jorge Hugo Canavesi, quien condujo al equipo nacional al título en la primera Copa del Mundo en 1950 y es miembro del Salón de la Fama FIBA en la clase 2016.

Como es lógico, su desaparición no pasó desapercibida en el ambiente deportivo de su país, ya que el impacto de aquel logro y la injerencia que Canavesi tuvo en esa conquista, le otorgan un lugar de privilegio en la historia deportiva argentina.

Canavesi, nacido en Buenos Aires el 22 de agosto de 1920, fue un aceptable jugador del Club Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque desde 1941, al que sus propios compañeros le solicitaron que se convirtiera en entrenador del equipo, debido a que se había recibido de profesor de educación física y porque sus inclinaciones como docente eran notorias.

Como Gimnasia de Villa del Parque era el mejor equipo de la década, arrasando con la mayoría de los campeonatos disputados, le valió fama de buen entrenador. Sin embargo, como siempre, la suerte a veces juega un papel decisivo.

Poco antes de la primera participación olímpica de Argentina, en Londres 1948, falleció el entrenador más reconocido del país, Alberto Regina, mientras que otro que gozaba de buen prestigio, Juan Fava, no aceptó volver a dirigir a la selección nacional. Entonces, como varios de los jugadores provenían de Villa del Parque, se le ofreció el equipo a Canavesi, quien debutó como técnico internacional con 27 años.

De la primera experiencia olímpica, donde Argentina perdió por un ajustado 59-57 ante el campeón Estados Unidos, el entrenador regresó convencido de que, con una buena preparación, se podía competir en el más alto nivel mundial.

Para el Sudamericano de 1949 Canavesi volvió a estar al frente del equipo, pero como era habitual, este se conformó con pocos días de anticipación, llegó mal preparado y obtuvo malos resultados.

Cuando se confirmó que Argentina organizaría la primera Copa del Mundo en 1950, Canavesi solo aceptó dirigir el equipo cuando le aseguraron que se cumpliría con varias semanas de entrenamientos previos.

Allí el entrenador hizo lo mejor de su carrera, no solo por el título mundial logrado, sino además, porque impuso una metodología de trabajo inédita para la época. Luego de que el Gobierno Nacional del presidente Juan Perón lograra los permisos laborales indispensables en una etapa de amateurismo, Canavesi ejecutó una impecable preparación de dos meses, con entrenamientos físicos y de técnica individual, por la mañana y por la tarde. Impuso métodos no habituales por la rigurosidad e implementó el uso de estadísticas para analizar y perfeccionar el rendimiento de los jugadores. Para muchos, ese fue el gran secreto del triunfo argentino en el Mundial, una preparación “profesional” para jugadores amateurs.

Canavesi se jactaba de buscar formas de disimular la tradicional falta de altura del jugador argentino y desarrolló su carrera como entrenador con un sentido docente, enseñando la técnica y la táctica en todo momento, por eso sus equipos siempre fueron elogiados por jugar un básquetbol efectivo, pero apoyado en la estética y la elegancia.


Al frente de una generación de excelentes jugadores Canavesi mantuvo al equipo nacional argentino en la élite mundial, al lograr la medalla de plata en los primeros Juegos Panamericanos, en 1951, y llegando a pelear por la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 1952, donde el equipo argentino generó muchos elogios.

En 1953 condujo a Argentina al título en el Campeonato Mundial Universitario, aunque en su regreso a la selección mayor no logró buenos resultados en el Sudamericano de 1955.

La traicionera suspensión a los campeones del mundo de 1950 impuesta por la dictadura militar argentina en 1957, también provocó que Canavesi fuera relegado en la actividad.

Alternando su tarea de entrenador con la de director del Instituto Nacional de Educación Física de San Fernando, regresó a la selección en 1971, y si bien inició un proceso con mucha gente joven y provocando la aparición de varios jugadores altos, la desorganización que dominaba en la Confederación Argentina de la época no favoreció, debiendo dejar el cargo en 1973.

Aunque su carácter confrontativo, polémico y con el que no se ruborizaba de autoelogiarse le provocó varios enfrentamientos, nadie dejó de reconocer sus méritos para llevar a mitad del siglo pasado al básquetbol argentino a los primeros planos del ámbito internacional. Fue nombrado al Salón de la Fama FIBA en el 2016. 

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